jueves, 14 de agosto de 2014
miércoles, 9 de julio de 2014
martes, 11 de febrero de 2014
La Salud Microbiológica. Por JM. Dupuis y Fernando Bernal
Urb. Nueva
Alcántara. Edif. Los Almendros, 2 - local 5.
29670 San Pedro Alcántara Tel. 952 780 998
info@centrovidasana.com www.centrovidasana.com kinesiologiacuantica.blogspot.com
LA SALUD MICROBIOLÓGICA
Por JM. Dupuis y Fernando Bernal
Salmonella
Microbios.- Los microbios, seres
vivos diminutos, solo puede
visualizarse con el microscopio. La ciencia que estudia los microorganismos
es la microbiología. Son organismos dotados de individualidad
que presentan, a diferencia de las plantas y los animales, una
organización biológica elemental. En su mayoría son unicelulares,
aunque en algunos casos se trate de organismos cenóticos compuestos por células
multinucleadas, o incluso multicelulares.
El concepto de microorganismo, engloba
organismos unicelulares como las bacterias, los protozoos, una
parte de las algas y
los hongos, e
incluso los virus.
Estos últimos generalmente no son considerados seres vivos y por lo tanto no
son microorganismos en sentido estricto; no obstante, también están incluidos
en el campo de estudio de la microbiología.
Los microbios tienen múltiples
formas y tamaños. Si un virus de tamaño promedio tuviera el tamaño de una
pelota de tenis, una bacteria sería del tamaño de media cancha de tenis y una
célula eucariota sería como un estadio entero de fútbol. Muchos microorganismos son patógenos
y causan enfermedades a personas, animales y plantas, algunas de las cuales han
sido un azote para la humanidad desde tiempos inmemoriales. No obstante, la
inmensa mayoría de los microbios no son en absoluto perjudiciales y bastantes
juegan un papel clave en la biosfera al descomponer la materia orgánica, mineralizarla y
hacerla de nuevo asequible a los productores, cerrando el ciclo de la materia.
Por cada célula que hay en nuestro cuerpo, tenemos
100 microbios de distintas clases que proliferan en la boca, los oídos, la
piel, los órganos genitales y, sobre todo, en los intestinos. En un adulto, la
cantidad de microbios se aproxima a los 100 billones. Aunque pueda sonar
repulsivo, en realidad la mayor parte de estos microbios son inofensivos y
aparentemente pasivos. Algunos nos resultan útiles y solamente una minoría son
peligrosos: los microbios patógenos, es decir, los que causan enfermedades.
Por qué debemos cuidar de nuestros microbios
Cuando decimos que la mayoría de estos microbios
parecen pasivos, no es del todo exacto: en realidad, tienen la virtud (la
mayoría) de que ocupan lugares en los diferentes ecosistemas del cuerpo y con
ello impiden que los microbios patógenos se instalen y se multipliquen. En este
sentido, su presencia constituye un escudo defensivo que resulta imprescindible
en nuestra vida. Por ello, lo peor que podría hacerse sería eliminar con productos
químicos las bacterias que recubren alguno de nuestros órganos sensibles, como
por ejemplo, los genitales o el intestino. Lejos de obtener una “limpieza
total”, lo que conseguiríamos sería favorecer la aparición de nuevos invasores
sin tener la certeza de que vengan con buenas intenciones. Así es como se
producen algunas infecciones.
Por eso, resulta lamentable que los médicos y veterinarios, lleven más de un siglo dedicando tanto esfuerzo a matar microbios de forma indiscriminada a base de antisépticos, fungicidas y antibióticos, que no siempre son indispensables. Aunque no las veamos, aunque no las conozcamos, la mayoría de estas bacterias son nuestras amigas. Y tener 100 billones de amigos no es poca cosa.
Por eso, resulta lamentable que los médicos y veterinarios, lleven más de un siglo dedicando tanto esfuerzo a matar microbios de forma indiscriminada a base de antisépticos, fungicidas y antibióticos, que no siempre son indispensables. Aunque no las veamos, aunque no las conozcamos, la mayoría de estas bacterias son nuestras amigas. Y tener 100 billones de amigos no es poca cosa.
La microbiota
intestinal, una de las claves de nuestra salud
Entre estos
microbios, los más numerosos e importantes para la salud son las bacterias y
levaduras que viven en el intestino en relación simbiótica (es decir,
estableciendo entre ellos una relación de ayuda mutua) y que constituyen la
“microflora intestinal”, o “microbiota”.
LOS INTESTINOS.- Los intestinos
son un tubo largo recubierto de una mucosa denominada epitelio intestinal que,
a su vez, se compone de una fina capa de células, los enterocitos. Su
estructura en forma de ribete en cepillo (una especie de terciopelo en el que
cada pelo recibe el nombre de vellosidad intestinal) aumenta considerablemente
la superficie de intercambio. Efectivamente, el epitelio intestinal es el que
permite los intercambios entre el exterior y el interior de nuestro cuerpo.
Sí, ya sé que resulta curioso pensar que lo que sucede dentro de los intestinos tiene lugar en el exterior del cuerpo, pero es un hecho: hasta que los nutrientes no atraviesan la pared intestinal para llegar a la sangre, éstos permanecen en el exterior del cuerpo; al igual que el aire que entra en los pulmones se queda en el exterior hasta que penetra en la sangre. La diferencia entre los intestinos y los pulmones es que, en el caso de estos últimos, lo que no se absorbe vuelve a salir por el mismo conducto (la boca).
Si se desplegase la superficie extendida de las vellosidades del epitelio intestinal, podría cubrirse la superficie de una cancha de tenis. Además, aunque esta mucosa es muy fina, es muy resistente, y prueba de ello es que a lo largo de una vida se estima que pasarán a través de ella al menos 50 toneladas de alimentos. Además, apenas tiene irrigación de vasos sanguíneos.
Sí, ya sé que resulta curioso pensar que lo que sucede dentro de los intestinos tiene lugar en el exterior del cuerpo, pero es un hecho: hasta que los nutrientes no atraviesan la pared intestinal para llegar a la sangre, éstos permanecen en el exterior del cuerpo; al igual que el aire que entra en los pulmones se queda en el exterior hasta que penetra en la sangre. La diferencia entre los intestinos y los pulmones es que, en el caso de estos últimos, lo que no se absorbe vuelve a salir por el mismo conducto (la boca).
Si se desplegase la superficie extendida de las vellosidades del epitelio intestinal, podría cubrirse la superficie de una cancha de tenis. Además, aunque esta mucosa es muy fina, es muy resistente, y prueba de ello es que a lo largo de una vida se estima que pasarán a través de ella al menos 50 toneladas de alimentos. Además, apenas tiene irrigación de vasos sanguíneos.
Las bacterias protegen
y nutren el epitelio
El secreto de la resistencia e integridad del
epitelio intestinal reside en que está recubierto de microbios que lo protegen
y alimentan. Son centenares de especies de bacterias y levaduras las que
constituyen la microbiota. Esta, se nutre, entre otras cosas, de fibra, un
elemento que se encuentra en nuestra alimentación y que no digerimos ni
absorbemos.
La fibra se encuentra de forma abundante en todas
las frutas y hortalizas. Resulta indispensables, por una parte, porque regula
el tránsito intestinal y, por otra, porque es necesaria para el mantenimiento
del epitelio intestinal. Realmente, las bacterias y levaduras fermentan la
fibra para degradarla y absorberla. Este proceso acarrea la producción de
ácidos grasos de cadena corta que, aunque parezca un milagro, son precisamente
el alimento del que se nutren las células del epitelio. Así favorece su
mantenimiento y permite su reparación.
Como podrá observarse, todos salen ganando con la operación: tanto las bacterias y levaduras como las células de los intestinos. Se habla por tanto de microbios mutualistas o de simbiosis, a diferencia de los microbios parásitos, los cuales simplemente se benefician sin dar nada a cambio.
Como podrá observarse, todos salen ganando con la operación: tanto las bacterias y levaduras como las células de los intestinos. Se habla por tanto de microbios mutualistas o de simbiosis, a diferencia de los microbios parásitos, los cuales simplemente se benefician sin dar nada a cambio.
Estos microbios
también nos benefician
El intestino produce ciertos neurotransmisores, como es el caso del 95%
de la serotonina (la hormona de la felicidad), de ciertas enzimas (peptidasas y
lactasa) y de vitaminas (sobre todo B12 y K), así como de numerosas moléculas
mensajeras del sistema inmunitario (ARNm). Estas sustancias pueden influir en
el estrés que padezcamos e incluso determinar nuestro carácter. Y prueba de
ello es que si se le practica un trasplante de microbiota intestinal de un
ratón aventurero a los intestinos de un ratón temeroso, éste último se vuelve
más valiente. Por otra parte, estas bacterias parecen ser capaces de producir
compuestos químicos que regulan el apetito,ladigestiónylasensacióndesaciedad.
Las bacterias intestinales mal alimentadas causan
enfermedades
En efecto, si las bacterias del intestino no
reciben la fibra que necesitan para regenerarse, producen menos alimento para
el cuidado de nuestro epitelio. Además, nos quedamos sin una parte de las
sustancias beneficiosas que producen, que son aquellas a las que nos acabamos
de referir (serotonina, enzimas, vitaminas...).
Si no se alimenta bien el epitelio intestinal, puede sobrevenir un aumento de la permeabilidad intestinal, en concreto en aquellas personas con intolerancia al gluten y a las proteínas de la leche de vaca. Las bacterias patógenas, proteínas e hidratos de carbono que no se hayan digerido adecuadamente pueden pasar a la sangre y desencadenar reacciones inmunitarias adversas. La consecuencia de ello es una inflamación crónica que, con el tiempo, puede provocar la aparición del síndrome metabólico, además de numerosas enfermedades crónicas vinculadas, como la colopatía funcional, enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2 etc.
El intestino es anormalmente permeable ante casos como la enfermedad de Crohn, la espondilitis anquilosante, la artritis reumatoide, la diabetes de tipo 1 y, probablemente, ante la mayoría de las enfermedades autoinmunes.
Si no se alimenta bien el epitelio intestinal, puede sobrevenir un aumento de la permeabilidad intestinal, en concreto en aquellas personas con intolerancia al gluten y a las proteínas de la leche de vaca. Las bacterias patógenas, proteínas e hidratos de carbono que no se hayan digerido adecuadamente pueden pasar a la sangre y desencadenar reacciones inmunitarias adversas. La consecuencia de ello es una inflamación crónica que, con el tiempo, puede provocar la aparición del síndrome metabólico, además de numerosas enfermedades crónicas vinculadas, como la colopatía funcional, enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2 etc.
El intestino es anormalmente permeable ante casos como la enfermedad de Crohn, la espondilitis anquilosante, la artritis reumatoide, la diabetes de tipo 1 y, probablemente, ante la mayoría de las enfermedades autoinmunes.
El cuidado de la
microbiota empieza desde el momento del nacimiento
Mientras estamos dentro del vientre materno, tanto el tubo digestivo
como la piel están esterilizados.
Sin embargo, el bebé que nace por parto natural va recogiendo a su paso por el canal del parto, las bacterias de la madre, que no tardarán en colonizar la piel, la boca, las mucosas y los intestinos. Si nace por cesárea, serán las bacterias del entorno hospitalario (las de las manos del personal sanitario y las de quienes transitan por los pasillos del hospital) las que se instalen en esas mismas zonas. Todas estas cepas bacterianas, lógicamente, presentan riesgos para el bebé.
Los estudios realizados a bebés han permitido un hallazgo fundamental en relación con la microbiota. Durante años, los investigadores nutricionistas se han sorprendido por la presencia, en la leche materna, de ciertos hidratos de carbono complejos, los oligosacáridos, que los bebés no pueden digerir por falta de enzimas adaptadas. Resultaría muy sorprendente que la madre naturaleza que, en general, tiene estas cosas previstas, desperdiciase los valiosos recursos nutritivos de la madre aportándole al bebé alimentos que no puede digerir. No obstante, los oligosacáridos no están ahí para alimentar al bebé, sino para alimentar a las bacterias del género Bifidobacterium (en concreto, el Bifidobactarerium infantis), especialmente adaptadas a los oligosacáridos presentes en la leche materna.
Cuando todo va bien, estas bifidobacterias proliferan e impiden que huéspedes menos deseables se instalen y nutren el epitelio intestinal de los niños. Estos oligosacáridos son, por tanto, prebióticos; es decir, son alimento para la microbiota. Dado que los productores de leche materna no han tenido en cuenta durante mucho tiempo estos hallazgos, no han añadido ni prebióticos ni probióticos a sus preparados, lo cual perjudica la calidad de la microbiota y la inmunidad de los niños alimentados con biberón. Esto, al igual que los partos por cesárea, podría explicar el aumento de los casos de alergias (eccemas), asma, inmunodeficiencia e incluso enfermedades degenerativas en los recién nacidos.
Sin embargo, el bebé que nace por parto natural va recogiendo a su paso por el canal del parto, las bacterias de la madre, que no tardarán en colonizar la piel, la boca, las mucosas y los intestinos. Si nace por cesárea, serán las bacterias del entorno hospitalario (las de las manos del personal sanitario y las de quienes transitan por los pasillos del hospital) las que se instalen en esas mismas zonas. Todas estas cepas bacterianas, lógicamente, presentan riesgos para el bebé.
Los estudios realizados a bebés han permitido un hallazgo fundamental en relación con la microbiota. Durante años, los investigadores nutricionistas se han sorprendido por la presencia, en la leche materna, de ciertos hidratos de carbono complejos, los oligosacáridos, que los bebés no pueden digerir por falta de enzimas adaptadas. Resultaría muy sorprendente que la madre naturaleza que, en general, tiene estas cosas previstas, desperdiciase los valiosos recursos nutritivos de la madre aportándole al bebé alimentos que no puede digerir. No obstante, los oligosacáridos no están ahí para alimentar al bebé, sino para alimentar a las bacterias del género Bifidobacterium (en concreto, el Bifidobactarerium infantis), especialmente adaptadas a los oligosacáridos presentes en la leche materna.
Cuando todo va bien, estas bifidobacterias proliferan e impiden que huéspedes menos deseables se instalen y nutren el epitelio intestinal de los niños. Estos oligosacáridos son, por tanto, prebióticos; es decir, son alimento para la microbiota. Dado que los productores de leche materna no han tenido en cuenta durante mucho tiempo estos hallazgos, no han añadido ni prebióticos ni probióticos a sus preparados, lo cual perjudica la calidad de la microbiota y la inmunidad de los niños alimentados con biberón. Esto, al igual que los partos por cesárea, podría explicar el aumento de los casos de alergias (eccemas), asma, inmunodeficiencia e incluso enfermedades degenerativas en los recién nacidos.
La importancia de los
“juegos sucios”
Los niños y las niñas, no tardarán en atraer todo tipo de bacterias con
comportamientos de sobra conocidos, como llevarse a la boca todos los objetos
que encuentran (incluidos los desperdicios que hay en los parques públicos), y
hasta la basura doméstica. Es cierto que este acto reflejo preocupa a las
personas adultas y, por supuesto, evitarán que sus hijos e hijas se lleven a la
boca objetos muy sucios o productos peligrosos. De todas formas, si la
microbiota se va enfrentando gradualmente a bacterias oportunistas o
ligeramente patógenas, desarrollará una madurez inmunitaria que le permitirá
resistir con mayor eficacia futuras agresiones.
A partir de los tres años, la microbiota infantil, aunque es muy específica, se corresponde en parte con la de su madre y padre e incluso con la de quienes viven bajo el mismo techo y se sientan a la misma mesa. Aunque aun puede evolucionar, será difícil que lo haga. Introducir una nueva cepa bacteriana en la microbiota viene a ser algo así como introducir una nueva especie en una selva que ya ha alcanzado su pleno desarrollo: en principio, todos los espacios libres están ocupados y al recién llegado le resulta muy difícil encontrar sitio. En general, esto sucede únicamente a raíz de una tormenta grave, por ejemplo, si la microbiota es diezmada por un tratamiento con antibióticos, si resulta modificada por una enfermedad infecciosa, si el germen recién llegado es particularmente poderoso o el terreno o la alimentación específica de le son propicios, como es el caso del hongo Cándida albicans en niñas y niños que ingieren muchos productos azucarados.
Peor si vives en una
ciudad
Como cabría esperar, los habitantes de zonas rurales tradicionales, que
están en contacto con los animales, la tierra y las plantas y que ingieren
productos no transformados y sin esterilizar tienen una microflora intestinal
más rica y más eficaz que la gente de los países industrializados que vive en
oficinas y se alimenta de platos precocinados recalentados en el microondas.
Así pues, la consecuencia es que en occidente los intestinos de quienes allí viven están peor protegidos y, por tanto, son mucho más sensibles a las infecciones y a las enfermedades autoinmunes. Son, por consiguiente, menos resistentes a las bacterias patógenas.
Así pues, la consecuencia es que en occidente los intestinos de quienes allí viven están peor protegidos y, por tanto, son mucho más sensibles a las infecciones y a las enfermedades autoinmunes. Son, por consiguiente, menos resistentes a las bacterias patógenas.
Cambiar los microbios,
mejorar la calidad de vida.
Hoy en día, se cuenta con la posibilidad de realizar trasplantes de
microbiota. En realidad, se trata de extraer las heces del colon de una persona
(sana) con el fin de introducirlas en el colon de una persona enferma. Se ha
comprobado la eficacia de esta práctica en el tratamiento de personas
infectadas por una bacteria patógena que se ha hecho resistente a los
antibióticos, la Clostidrium difficile, causante de una enfermedad muy
complicada de tratar.
Antes de tomar antibióticos, hay
que asegurarse con el médico o el terapeuta que es indispensable y que no hay
otra solución para tratar la enfermedad o el problema que padezcamos.
- No abuses de los productos de limpieza domésticos químicos.
Nuestro entorno debe estar limpio; pero hay que evitar que esté demasiado
esterilizado.
- Evita los limpiadores antibacterias, sobre todo, las soluciones de
limpieza para las (a menos, claro está, que por su profesión -dentista,
cirujano, enfermero, etc.- te veas obligado a ello.
- Deja que los niños y las niñas jueguen al aire libre y acaricien a
los animales. Retoma el contacto físico con la naturaleza, con el planeta.
- Consume alimentos prebióticos, ricos en fibras, para nutrir la
microbiota: leguminosas (alubias, garbanzos, lentejas, etc.), cereales
integrales (arroz, espelta, avena, etc.), cebollas, puerros y otras
hortalizas, aguacates, plátanos, peras y otras frutas de temporada.
- Come alimentos que tengan bacterias probióticas: yogur, chucrut,
pepinillos, aceitunas fermentadas…
- Reduce o elimina la comida rápida, pues son alimentos que, además,
se digieren mal. Muchos alimentos modernos, ricos en grasas saturadas y
almidón, apenas contienen fibra y no ofrecen por tanto nada interesante
para que fermente en el intestino grueso, por lo que nuestras amigas las
bacterias se debilitarán.
- No abuses de los antiinflamatorios químicos (ibuprofeno, aspirina,
etc.), aumentan la permeabilidad.
Con problemas
digestivos recurrentes, lo mejor será visitar al kinesiologo/a.
En caso de que tengas problemas digestivos desde
hace tiempo (estreñimiento, diarrea, alternancia de ambos, hinchazón abdominal,
gases fétidos…), es el momento de pedir cita en una consulta de kinesiología
cuántica. Te hartan unos sencillos tests para determinar que está sucediendo y
por que esos desequilibrios. Además, te propondrán soluciones muy sencillas,
saludables, baratas y eficaces para resolver esos problemas del sistema
digestivo, pues, para estos profesionales, este es uno de los campos donde
acumulan mayor experiencia y eficacia y mejores resultados.
Es bien importante preocuparse de regenerar la microbiota mediante un
tratamiento específico. Porque no hay que olvidar que es la salud de los
intestinos la que determina, al fin y al cabo, la salud de todo el cuerpo,
incluido el estado de ánimo.
Una vez determinadas y erradicadas las causas de los desequilibrios de
la flora intestinal, a continuación, en muchos casos, es muy recomendable
aportar un surtido de bacterias lácticas que restaure la microflora de
protección intestinal. Estas especies bacterianas, compatibles entre sí y con
capacidad de desarrollarse in vivo, pertenecen principalmente a los géneros
Lactobacillus y Bifidobacterium.
- Estas bacterias, por beneficiosas que sean, se encontrarán
desamparadas en su nuevo territorio y no podrán desarrollarse de forma
armoniosa en él, a no ser que lleguen acompañadas de sus factores de
crecimiento metabólico. Por tanto, es preciso prever su alimentación (con
los prebióticos) a fin de que les proporcione los ingredientes necesarios
para su crecimiento en el medio intestinal: oligosacáridos, colágeno,
aminoácidos, lactoferrina y los cofactores vitamínicos (del grupo B) y
minerales (magnesio, manganeso…).
- Aportar bacterias protectoras y favorecer su desarrollo son las
dos primeras etapas que determinan la regeneración de la microbiota; pero
también es preciso regenerar el epitelio intestinal, que debe formar de
nuevo una barrera infranqueable e impermeable frente a los diversos
agentes dañinos o patógenos. Para ello es necesario aportar alimentos que
contengan agentes reparadores como la glutamina, fosfolípidos, colágeno,
vitaminas del grupo B, C, E y carotenoides.
- Los cuerpos sutiles energéticos que envuelven nuestro organismo, el
medio intestinal, la boca y la piel, constituyen la primera línea de
defensas naturales del organismo. Por ello, conviene estimular la
inmunidad energética y biológica, armonizando nuestras auras y
proporcionándonos una selección de nutrientes: las bacterias amigas o las
inmunoglobulinas de calostro contribuyen a la resistencia natural del
intestino frente a las agresiones del entorno. De igual manera, los
oligoelementos (cobre, selenio, zinc), las vitaminas A, B6, B9, B12 y C
participan en la actividad normal del sistema inmunitario.
- Por último, conviene estimular el metabolismo general mediante
nutrientes en sus formas adaptadas: oligoelementos, vitaminas, coenzima
Q10 y aminoácidos azufrados. Realmente, si el organismo está falto de
vitalidad y de minerales y ha pasado meses o años con digestiones
difíciles, no permitirá fácilmente que se realice una buena labor de
regeneración del aparato digestivo.
jueves, 30 de enero de 2014
Visiones del Universo
Urb. Nueva Alcántara. Edif. Los
Almendros, 2 - local 5. 29670 San Pedro
Alcántara Tel. 952 780 998
fbvidasana@yahoo.com.mx
VISIONES DEL UNIVERSO
Por Fernando Bernal
Todavía no estamos en condiciones
de explicar y más aun comprender íntimamente el universo, quizás, esta sea la
más antigua tarea de investigación iniciada jamás por nuestra especie. No
obstante y para centrar nuestra discusión, propongo revisar algunos conceptos
básicos relativos a la física como disciplina imprescindible para acercarnos a
lo que somos y poder comprender algunas partes de lo que hacemos:
LA FÍSICA
CONOCIDA.- La mecánica newtoniana es un modelo físico macroscópico del entorno físico. Es
relativamente fácil de comprender y de representar matemáticamente.
La mecánica newtoniana es suficientemente válida para la gran mayoría de los
casos prácticos cotidianos en una gran cantidad de sistemas. Esta teoría, por
ejemplo, describe con gran exactitud sistemas como movimiento de planetas,
moléculas orgánicas, trenes y trayectorias
de objetos móviles en general. La mecánica clásica de Newton es ampliamente
compatible con otras teorías clásicas como el electromagnetismo y la termodinámica, también
"clásicos”. La física newtoniana, utiliza diversas formulas para explicar
los fenómenos que describe como la velocidad, las fuerzas centrípeta y
centrifuga, la masa, etc.
LA MECÁNICA CUÁNTICA.- La mecánica cuántica
es la rama de la física que trata los sistemas
atómicos y subatómicos, y sus interacciones con la radiación
electromagnética, en términos de cantidades observables.
Se basa en la observación de que todas las formas de energía se liberan en
unidades discretas o paquetes llamados cuantos. E[][]s una de las ramas principales de la
física y uno de los más grandes avances del siglo XX para el conocimiento
humano, que explica el comportamiento de la materia
y de la energía. La mecánica cuántica describe
en su visión más ortodoxa, que cualquier sistema
físico, y por lo tanto todo el universo,
existe en una diversa y variada multiplicidad de estados. Además, explica y
revela la existencia del átomo y los misterios de la estructura atómica tal
cual hoy son entendidos. La física cuántica ha tomado tal relevancia en nuestro
mundo que, las técnicas derivadas de su aplicación, en mayor o menor medida,
suponen el 30 por ciento del PIB de los EE.UU.
COMPOSICIÓN
DEL UNIVERSO.- La ciencia clásica, propone un modelo de universo como un sistema cerrado formado
exclusivamente por energía y materia
(onda y partículas).
LA DIFICULTAD
DE USAR SÍMBOLOS.- Los símbolos, (palabras, números,
letras, etc.…), solo sirven para explicar fenómenos y sucesos conocidos. La
dificultad aparece cuando deseamos explicar situaciones nuevas o desconocidas,
de mucha complejidad y pretendemos hacerlo con los sistemas de
intercomunicación de que disponemos. []
JOHN
S. BELL.- Nació en Irlanda del Norte en 1928 y murió en 1990. Se graduó en física
experimental en la Universidad
de Queen de Belfast
en 1948. Obtuvo su doctorado en 1956 en Harwell como especialista en física de
partículas elementales y teoría de campo cuántico. Trabajó en el CERN. Se centró casi
exclusivamente en el estudio de la física de partículas teóricas y diseño de
aceleradores, pero su hobby eran los fundamentos de la teoría cuántica. Sus
postulados cuestionan y ponen en evidencia
las predicciones estadísticas de la física cuántica.
El teorema de
Bell nos dice que hay fenómenos que suceden a velocidades superiores a la de la
luz y que, en el universo, no existe
nada que pueda llamarse “partes separadas”. Según Bell, todas las partes del
universo están conectadas de manera íntima y directa.
Hasta la aparición de los postulados de
J. Bell, esto solo era sostenido por los místicos y otras personas de poca
credibilidad científica.
LA
COMPOSICIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN BELL.- Bell y los
seguidores de sus postulados, indican que el universo esta formado por un
campo, en expansión, que contiene ondas, partículas e “información”.
*
No existe ninguna razón que nos lleve a pensar que algo es distinto a algo,
salvo para nuestra percepción.
ONDAS-PARTÍCULAS
E “INFORMACIÓN”.- Todo lo que describimos como “universo
físico”, lo conforman las ondas las partículas y la “información”. Las ondas y
las partículas son la misma cosa pero pueden adoptar apariencias diferentes
dependiendo de la intención de quien las observe. La “información”, no es energía, no es ni onda ni partícula,
pero está en todo y en todas partes y
permite la interconexión instantánea y total de todo cuanto existe en el
universo.
LA
INFORMACIÓN.- Mientras que la física cuántica clásica,
describe un universo conformado por ondas y partículas, la visión de John S.
Bell, propone que todo el universo, está íntimamente formado por ondas y
partículas y “rellenado” por la
“información” que hace las veces de un aglutinante que interconecta y da unidad
a todo cuanto existe. La “información no es energía ni onda ni partícula, es
otra cosa, es “información”. La “información”, permite la conexión entre dos
puntos sin que para ello medie portador alguno, es decir no es necesaria una
señal para establecer la comunicación y esto, al parecer, sucede de manera instantánea, o sea a
velocidades superiores a la de la luz.
Bell prueba que este tipo de
relación no-local debe darse tanto en separaciones espaciales como en
separaciones temporales. Todo parecía
indicar que "cierta energía"
era la causante de esta correlación simultánea de conocimiento, pero en
física no se conoce una energía que pueda moverse tan rápidamente. Einstein, ya
en 1935, se topó con este efecto misterioso derivado de la mecánica cuántica, y
lo tildó de "fantasmal" (spooky), ya que ampararía fenómenos
paranormales hasta entonces desdeñados por la ciencia, como la telepatía.
Einstein concluyó que debía haber algo radicalmente erróneo en la mecánica
cuántica para permitir llegar a semejantes conclusiones. Lo que no contó
entonces, el bueno de Albert E., era su miedo posteriormente confesado, de que
de ser cierto lo de la información cuántica, podría poner en entredicho una
gran parte de su afamada teoría de la relatividad especial, pues está asegura
que nada puede ser mas rápido que la velocidad de la luz y sin embargo la
información cuántica si lo es. Para John Bell y otros físicos como Jack
Sarfatti la paradoja E.P.R. (si tienes ganas puedes buscar en google), sugiere
que la información cuántica puede transferirse instantáneamente desde una parte
del universo a cualquier otra. Y no se violaría la Teoría de la Relatividad
porque lo que se transfiere no es energía sino información.
Los fenómenos
cuánticos aportan, a primera vista, evidencia de que la información se extiende
de un modo que no corresponde a ideas clásicas. Así pues, la noción de que la
información se transmita supralumínicamente no resulta, a priori, nada
irracional. (Henry P. Slapp, Are
Superluminal Connections Necessary? Lawrence Berkeley Laboratories, Nov. 1976).
LA
INTENCIONALIDAD.- Fundamentalmente, la intencionalidad
significa que la actividad de la mente se refiere a, indica o contiene un objeto. Desde
otro punto de vista, se puede decir que gracias a la intencionalidad un sujeto
es capaz de conocer la realidad que lo circunda y que además tiende
naturalmente hacia ella. La intencionalidad, es una de las funciones de
nuestra mente, que permite conectar con la “información” y trabajar con
ella a nuestro criterio.
“El extraordinario proceso que está teniendo lugar en la
física teórica, implica una cada vez mayor proximidad entre la física teórica y
la metafísica”.
El Inconsciente
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Almendros, 2 - local 5. 29670 San Pedro
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EL INCONSCIENTE
En primer término, un poco de luz
para intentar aclarar la terminología que no siempre es precisa y aclaratoria
pero que, para poder practicar la kinesiología cuántica, es fundamental.
Inconsciente.- El
termino inconsciente, en el ámbito de las terapias emocionales y de la
psicología, alude a cierto tipo de informaciones que habitualmente no están al
alcance de las personas utilizando para ello los sentidos. En el lenguaje corriente, el término inconsciente se utiliza como adjetivo para calificar el conjunto
de comportamientos que un sujeto desarrolla inadvertidamente, es decir, sin
darse cuenta, y, en general, no dependen de su voluntad. En psicoanálisis,
el inconsciente es el concepto clave de la teoría, puesto que constituye su
principal objeto de estudio, y designa en el sentido tópico un sistema y un
lugar psíquico desconocido para la consciencia
("la otra escena") y en el sentido dinámico al conjunto de los
contenidos reprimidos que son mantenidos al margen, apartados de la consciencia,
aún cuando ellos muestren una permanente efectividad psíquica e intensa
actividad a través de mecanismos y formaciones específicas.
Subconsciente.- El
termino se refiere a un antiguo término utilizado en psicología
y en psicoanálisis para referirse a lo inconsciente, a lo
débilmente consciente o a lo que, por encontrarse por debajo del umbral de la consciencia,
resulta difícilmente alcanzable por esta o definitivamente inaccesible.
Actualmente su uso está más difundido en el lenguaje lego que como parte del
léxico psicoanalítico o psicológico.
PSICOLOGÍA COGNITIVA
Psicología
cognitiva es la psicología
que se encarga del estudio de la cognición;
es decir, de los procesos mentales implicados en el conocimiento. Tiene como
objeto de estudio los mecanismos básicos y profundos por los que se elabora el
conocimiento, desde la percepción, la memoria
y el aprendizaje,
hasta la formación de conceptos y razonamiento lógico. Por cognitivo entendemos
el acto de conocimiento, en sus acciones de almacenar, recuperar,
reconocer, comprender, organizar y usar la información recibida a través de los
sentidos.
Está situada dentro de lo que se
denomina el hexágono cognitivo, formado
por la interrelación entre Neurociencia, Inteligencia artificial, Psicología,
Lingüística,
Antropología
y Filosofía.
Recibe influencias de disciplinas y teorías afines, como el tratamiento de la
información, la inteligencia artificial, la ciencia del lenguaje y el enfoque
holístico de la Gestalt.
El interés de la psicología
cognitiva es doble. El primer interés es estudiar cómo las personas entienden
el mundo en el que viven y también se abordan las cuestiones de cómo los seres
humanos toman la información sensorial entrante y la transforman, sintetizan,
elaboran, almacenan, recuperan y finalmente hacen uso de ella. El resultado de
todo este procesamiento activo de la información es el conocimiento funcional
en el sentido de que la segunda vez que la persona se encuentra con un
acontecimiento del entorno igual o similar está más segura de lo que puede
ocurrir comparado con la primera vez.
Cuando las personas hacen uso de su
conocimiento construyen planes, metas para aumentar la probabilidad de que
tendrán consecuencias positivas y minimizar la probabilidad de consecuencias
negativas. Una vez que la persona tiene una expectativa de la consecuencia que
tendrá un acontecimiento, su actuación conductual se ajustará a sus
cogniciones.
El segundo interés de la psicología
cognitiva es cómo la cognición lleva a la conducta. Desde un enfoque
motivacional, la cognición es un "trampolín a la acción". Para los
teóricos cognitivistas, la acción está principalmente en función de los
pensamientos de la persona y no de algún instinto, necesidad, pulsión o estado
de activación.
EL INCONSCIENTE
Y FREUD.- Para Freud, el inconsciente ya no
es una "supraconsciencia" o un "subconsciente", situado
sobre o más allá de la consciencia; se convierte realmente en una instancia a
la cual la consciencia no tiene acceso, pero que se le revela en una serie de
formaciones como los sueños, los lapsus, los juegos de palabras, los actos
fallidos y en los síntomas. El inconsciente, según Freud, tiene la particularidad
de ser a la vez interno al sujeto (y a su consciencia) y exterior al dominio
por el pensamiento consciente.
Freud define el inconsciente de una
manera completamente original que ya no es simplemente lo opuesto al
consciente: El inconsciente freudiano es una noción tópica y dinámica; es un
sistema psíquico que tiene contenidos y que posee mecanismos que se pueden
describir como específicamente inconscientes; es un sistema que se rige por
leyes y posee una economía de energía que le son propias.
Dentro de la primera teoría de
Freud acerca de la constitución del aparato psíquico, el sistema inconsciente
está constituido en gran parte (pero no solamente) por contenidos reprimidos a
los que se les ha impedido el acceso a la conciencia, justamente por obra del
mecanismo de la represión.
Evidentemente, el inconsciente sólo
se puede conocer cuando ya no es inconsciente. El psicoanálisis consistiría
según Freud justamente en eso
LA VISION DE C.
JUNG.- Es precisamente la conceptualización de la teoría
del inconsciente, entre otras razones de índole teórico y personal, la que
generará la separación entre Freud y Jung.
Será este último el que replantee y amplíe el carácter personal del
inconsciente freudiano, extendiéndolo «ad infinitum» a un inconsciente colectivo cuyo contenido
primordial serán los arquetipos. De este modo, y siempre desde el marco teórico
de la psicología analítica del autor suizo, el
inconsciente quedará estratificado
en dos niveles:
- La propia denominación del inconsciente de Freud, al que llamará inconsciente
personal, aceptando y diferenciando así la postulación freudiana, y
donde los contenidos centrales o constelaciones del inconsciente serán
distinguidos bajo el término de complejos, residiendo un arquetipo en el
núcleo de cada uno de ellos.
- El propio inconsciente colectivo, sede de y constituido por
los arquetipos.
CONSCIENCIA.- Es un estado de la mente en que la persona puede dar cuenta de lo que
sus sentidos perciben.
CONCIENCIA.- A estas alturas del curso de kinesiología cuántica, ya sabéis que el
inconsciente y el consciente, no son la consciencia ni la conciencia, por
consiguiente no os liéis con estos términos.
Si deseáis profundizar en el tema que
tratamos aquí, os recomiendo la siguiente bibliografía:
Penrose,
Roger, La Nueva Mente del Emperador, Mondadori.
Penrose, Roger, Las sombras de la mente: hacia una compresión científica de
la consciencia, Editorial Crítica.
Husserl, Edmund, Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y una Filosofía
Fenomenológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1967, 1986.
Ponty, Merleau, Fenomenología de la percepción, París: Gallimard,
1945.
TESTAJE
Y TRATAMIENTO DEL INCONSCIENTE CON KINESIOLOGÍA CUÁNTICA.
Para mi no deja de
ser increíblemente sorprendente, como uno de los apartados que, a priori,
parecerían más complejos y complicados de afrontar, con la kinesiología
cuántica y casi siempre con los remedios florales, se convierte en el más
simple y sencillo de manejar en la practica, de todos los apartados. Mi
impresión es que es la conciencia de las personas tratadas quien hace el
trabajo de simplificación y nos permite, cuando es oportuno, acceder a los
problemas, conflictos, estados emocionales, etc., de nuestros pacientes, para
poder ayudarles a mejorar y reequilibrarse en su camino hacia la salud y la
felicidad.
A propósito de lo
que expongo en las líneas anteriores, cabe decir que cada vez es mas patente en
nuestra práctica de kinesiología cuántica que parece existir un mecanismo que
organiza y administra la aparición en el testaje de los diferentes desordenes,
afecciones, patologías, etc., atendiendo a ciertos criterios de importancia,
urgencia, riesgo para las personas, etc. Estos fenómenos, se parecen mucho a lo
que en biodinámica, denominan “el plan de tratamiento inherente”, o en la
homeopatía más clásica “las capas de cebolla”. En definitiva es el asombroso
modo en que ante los ojos del/la kinesiólogo/a se van mostrando los desordenes
con una secuencia asombrosamente coherente y eficaz. Es debido a esta
fenomenología que a veces en una primera sesion de kinesiología cuántica vemos
ciertos desordenes, los tratamos y en la siguiente sesión se nos muestran
nuevos desordenes que no aparecían en la sesión anterior y nos pueden parecer
increíbles por la importancia o trascendencia que les damos. A este respecto mi
recomendación mas firme es que confiemos por completo en la conciencia yu en
como ella nos va mostrando el camino y las etapas a seguir. En definitiva, uno
de los pilares de la kinesiología cuántica es precisamente la convicción de que
es la conciencia quien gobierna todosa los procesos de nuestra existencia.
Tratamiento.- Mediante nuestra metodología, llegaremos a un punto en que tenemos un
AR obtenido del apartado INCONSCIENTE. Lo grabamos y preguntamos si lo
trataremos con remedios florales, biodescodificación, u otro modo de
tratamiento. Verificamos como debemos tratarlo y procedemos a hacerlo.
Con
remedios florales.- De nuestra práctica en consulta,
podemos decir que lo mas habitual parta estos casos es que la conciencia de P.
opte por un tratamiento con remedios florales. Pues bien, en estos casos,
seleccionaremos el sistema floral adecuado y la flor o flores que sean
prioritarias y la/s reservaremos aparte para su posterior uso con la persona.
Después miraremos en las especificaciones que para esa flor tenemos en la guía
hasta determinar cual de ellas es la que necesita ser tratada.
En el caso de usar
la información de las guías de remedios florales, hay que tener muy en cuenta
que lo que nos muestra la guía, generalmente es un asunto de gran trascendencia
para nuestro/a paciente y que si nos es posible, deberíamos facilitar la
conversación sobre el asunto. Muchas veces, veréis con asombro lo atinado y
sabio de este modo de usar los remedios florales para tratar aspectos del
inconsciente, que por supuesto, la persona tratada no conoce o tenía reservados
en lugares inaccesibles o de muy difícil acceso.
El
tratamiento.- En estos casos, consistirá en el uso del
remedio floral administrado, del modo que hayamos visto antes como más adecuado
y el trabajo de escucha o conversación que surja con la persona. Aquí, para el
modo de enfrentarse a esta situación, si que ayuda mucho la experiencia
personal y vital y la formación que cada cual tenga.
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